Desde el inicio al fin, tantos los paisajes filmados como los interiores de una cabaña, así como el sistema de registro empleado pertenecen al universo simbólico del protagonista excluyente de este retrato, James Benning, quizás el cineasta que más lejos haya llegado en el aprovechamiento del poder observacional que detenta una cámara. Al respecto, Benning expresará su credo sobre la observación como un método insustituible para conocer el mundo circundante y la vida de los otros, aun más allá del lenguaje, lo que explica en parte la afinidad anímica y la fluidez comunicacional entre el cineasta nacido en 1942 y la actriz argentina devenida en cineasta nacida en 1983, quien apenas puede hablar en inglés. Una entrevista, algunos paseos y la preparación de una película de Benning sobre Brito y la de la propia actriz sobre el cineasta revelan las ideas del maestro sobre el tiempo, la libertad, la justicia, la soledad, la cultura y la política estadounidenses. - Roger Koza