Más allá de las leyendas de Drácula y los castillos en ruinas, este rincón de Rumanía, protegido por los Cárpatos, es un refugio único en Europa. Sus bosques medievales son hogar de majestuosos lobos, linces y osos pardos, mientras pueblos abandonados cobran vida con cigüeñas elegantes y murciélagos que crían a sus crías en antiguas iglesias. Un lugar donde la naturaleza y la historia se entrelazan de forma extraordinaria.