“Edgardo Cozarinsky se remonta a un núcleo fundante de su origen lejano, la cultura popular porteña. Pero hay un presente, el del grupo Tangokinesis y el de la coreógrafa Ana María Stekelman. En un espacio misterioso trajinan cuerpos de bailarines, sobre los ritmos que cultivaron las orquestas porteñas. Arranca con una clase de danza de técnica clásica, pero el calor del tango y la sensualidad de los bailarines pueden más. En el mundo cerrado de esta danza de oscuros rituales se abren horizontes. No hay textos ni reflexiones; sólo cuerpos, la danza, una cámara y el fervor de dos creadores montados en el deseo por las raíces de un mito.” (Néstor Tirri en el catálogo del V Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires)
