Con ojo avizor Castillo se sumerge en las amenazas potenciales y materiales que lo rodean. […] En el caso de Se alquila ciudad somos suspendidos en el aire, pero ahora es gracias al silencio profundo de una ciudad vacía, inhóspita, deshabitada. Durante casi tres horas de película, el artista recorre las principales avenidas de la capital en el censo del año 1982. Rincones despoblados, calles afónicas y semáforos inútiles abren el paso a la mirada turbia de un ciudadano perdido que intenta encontrar el norte, metáforas apocalípticas de una desolación que hoy también respira en las dolencias de nuestros espacios urbanos, entornos cedidos por la desidia institucional, la violencia imperante y la inseguridad del día a día. (Lorena González Inneco)