Hay una hora de la tarde en que la llanura está por decir algo, nunca lo dice o tal vez lo dice infinitamente y no lo entendemos, o lo entendemos pero es como una música intraducible. La última hora es una película de fantasmas. Un documental sobre la luz que ilumina a los últimos habitantes de un remoto rincón de la pampa argentina. Surge una pregunta inquietante: ¿Son los escenarios de una película que ya pasó o que todavía está por venir?