Juanjo, un inspector medioambiental, llega al pueblo de Valleoro para analizar el agua del lago, sospechosa de estar contaminada por los fertilizantes usados en los cultivos de la zona. Desde su llegada, los vecinos lo reciben con desconfianza, viéndolo como una amenaza para su modo de vida. Ignacio y Faustino, dos hombres de carácter fuerte, deciden actuar para evitar que el informe de Juanjo ponga en riesgo la economía del pueblo, mientras Antonio, el alcalde, trata de mediar en un conflicto que crece con cada enfrentamiento. La tensión estalla cuando un disparo rompe el silencio, dejando a Juanjo herido y a Valleoro marcado por una violencia que ya no podrá borrar.