Tras terminar una larga relación de pareja, Malena se encuentra sumida en una crisis existencial. Encerrada en su estudio, se dedica únicamente a su trabajo como diseñadora, evitando cualquier tipo de contacto humano. Repentinamente, Andrea, su madre, se presenta ante su puerta con una declaración: acaba de pelearse con su marido, y no piensa dar tregua hasta que implore perdón. Mientras tanto, decidió que se quedará con su hija. Esta presencia invasiva y asfixiante irrumpe en la vida de Malena para poner orden al caos, caos al orden, y examinar cada una de sus acciones las pasadas, las presentes, y por sobre todo, las futuras.
