Freddie Mercury era conocido por su extravagante personalidad del escenario y su rango vocal de cuatro octavas: el cantante principal de la reina desafió las convenciones de un líder de rock típico. Pavimentó el camino para que muchos artistas contemporáneos tuvieran un acto más seguro y teatral que indeliblemente moldeó la próxima generación de música pop y rock. Desde trabajar como manejador de equipaje en el aeropuerto de Heathrow hasta ocultar su diagnóstico de VIH del público hasta justo antes de su muerte, la vida de Mercury estaba llena de aventura, publicidad y tal vez sobre todo, una clara dualidad. Era extravagante y tímido, abierto e intensamente privado. La enfermedad que afirmó que su vida nunca podría haber definido a Freddie, y ahora, años después, su legado es mayor de lo que podría haber imaginado.
