Bajo una lluviosa noche, en las calles del antes Distrito Federal, Bartolo, un triste muchacho, aborda un viejo y peculiar taxi, dentro del cual afirma haber terminado con su mujer a razón de un mejor hombre, a lo que el conductor, Damián, responde proponiéndole un par de tragos en un barecito muy coqueto y familiar que él conoce. Luego de un par de horas y otro más de cervezas, rodeado de confesiones de borrachos y humo, Bartolo terminará por sellar su destino al ser llevado al infernal destino que merece.