En un taller de carpintería, Lorenzo restaura el cadáver descompuesto de una vieja silla de madera, que estaba abandonada. Mientras tanto, al otro lado de la ciudad, el silencio del cementerio es interrumpido por el zumbido de una colmena, que vive dentro de una bóveda. Miguel, el sepulturero local, descubre el frenético trabajo de las abejas y exhuma el último soplo de vida que intentaba crecer en forma de grito.