En el año 2020, Perú y el mundo se enfrentaron a la pandemia del COVID-19. En el cementerio “Belaúnde” de la ciudad de Lima el polvo de las fosas fue testigo mudo del entierro de cientos de ciudadanos que partieron sin la oportunidad de decir adiós, sepultados en silencio. Sin ceremonias, sin despedidas, sin abrazos. Dejando detrás un vacío que marcó a toda la humanidad.