Sebastián se muda junto con sus padres a las afueras de la ciudad de Mendoza. Un nuevo entorno, un desconocido comienzo de clases. Mientras canta el himno, conoce a Guzmán y Email. Simultáneamente, los tres deciden que si las maestras se murieran ahora, nada cambiaría. Así lo desean y el antojo es hecho.