Juvenal Pizarro tiene una pequeña panadería en un cerro de Valparaíso. Entre sacos de harina y hornos, amasa historias que exploran su memoria familiar y la de su ciudad. Como la historia del Rucio Pizarro, que por allá en los cuarenta del siglo XX, siendo un niño, le dio inicio a la tradición familiar de hacer pan. Sus textos no pasan inadvertidos a una joven compañía teatral que se propuso reencontrar a las y los porteños con las memorias de sus panaderos y sus luchas, honrando un oficio centenario y característico de Valparaíso.